A fuerza de sentido común y creatividad, logramos #ComerSano, #ComerVariado, #ComerRico y #ComerBarato. En Argentina 2019!!! (#ojo)
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Claro que se puede. Es cuestión de HÁBITOS, de afilar el lápiz y de ponerle onda. Y de DEDICAR TIEMPO Y CORAZÓN a comprar conscientemente, cocinar con ganas, y disfrutar al comer.
Hablamos de una familia promedio, (tirando a pobre), alimentándose sano y barato, sin seguir tendencias raras ni gastar de más (todo lo contrario).
Expongamos ciertas cuestiones que rondan a la alimentación sana.
Hábitos
Dicen que se incorporan luego de 21 días de auto-imponérnoslos (fuff).
Y hay que tener disciplina y esas cosas feas.
Un atajo es tomar consciencia de que no te queda otra que erradicar viejos hábitos, y entonces hacerlo sin más. Peeero en cuanto a nuestra salud, nutrición y bienestar seguimos resistiéndonos, digamos evadiéndonos, por más contundentes que sean las señales de que estamos haciendo ciertas cosas mál, con horribles futuras consecuencias.
Conceptos erróneos
Nuestro caso: Pensábamos que con comer espinacas una vez, podíamos atiborrarnos de bazofia el resto de la semana. Una cena de hortalizas era toda una hazaña. Comer arroz integral era un sacrificio excepcional.
Creíamos que llenar el termo del mate con yuyos beneficiosos balancearía los otros desmanes ("permitidos").
Sin embargo y a simple vista observábamos cómo y hasta que punto estos pequeños esfuerzos no bastaban para sentirnos aceptablemente bien.
Pasó así durante años, sin mayores avances...
Terminamos por ponernos real media pila a partir de la necesidad de que Dafne (nuestra hijita) se alimentara bien. Un niño es un lienzo en blanco que bien podemos arruinar fácilmente si no actuamos conscientemente. Sin presiones no?
Comenzamos a razonar que, por ejemplo, sánguche solo NO (Al menos NO tan seguido). También que como muchas cosas no le gustan y no las va a comer, nos enojemos o no, hay que cocinar para que le terminen por gustar esas cosas que a ningun niño le gusta y las incorpore. A veces funciona.
Sin volverse otodoxo, ejemplo: comamos hamburguesas (caseras) ok, pero la guarnición tiene que ser nutritiva, contener fibras, minerales, oligosacáridos, whatever.
Parece un bajón y una tortura, puede que un poco lo sea, pero en fin.
Que sea sólido y se sostenga en el tiempo se logra al invitar a la familia esos vegetales felices y cocinarlos de manera de que actualmente los quieras comer (lleva un aprendizaje) y eso puede suceder por ejemplo, luego de varias veces de experimentar esa alarma espeluznante cuando tu hij@ se siente mal, o algo sucede, no sé, no va al baño bien.
O de repente no quiere comer algo que le gustaba, y por tu cabeza pasa una larga lista de potenciales patologías.
Y no hace falta ostentar ese nivel de amor de madre/padre psicótic@ paranoic@ antivacunas absorbid@ totalmente por su rol de mantener a sus crías en perfecto estado... con mucho menos, con ser madre/padre nada más te empieza a suceder.
Mini infartos de preocupación y culpa periódicos, alerta de " tiene ojeras + demasiado chocolate - vegetales al vapor= pancreas afectado irreversiblemente"... etc.
No debería ser necesario llegar a ese punto, no necesitas tener hijos y remordimientos, basta con querer mejorar tu estado general, vibraciones incluídas.
Modas y Marketing de alimentos naturales
Si bien teníamos cierta formación naturista y tomábamos algunas medidas para evitar consumir alimentos procesados y agrotóxicos, nos venía pasando eso de gastar un montón en novedades en la dietética (medio perdidos, llevandonos de cosas leídas por ahí) preparar unas croquetas de quinoa, meterle semillas a los panes, intentar consumir espirulina (puaj), y así.
La verdad es que era tan esporádico que era "al bledo", gastábamos un montón, y resulta que esos artículos ni eran tan milagrosos ni súperalimentos, sino que además eran pronto desplazados por la siguiente tendencia tipo Bayas de Goji ('¡¡?) (ni tan sustentable ni con tantas propiedades pero muy muy caras).
Así que pararse a analizar los platos cotidianos fue: ok, leamos e investiguemos de verdad, de fuentes confiables a ver si podemos comer mejor sin gastar un dineral y sin mucha gilada y luego la revelación:
"Ah pero al final comemos para el tujes."
Fue un proceso. No fue sufrido ni dificíl pero hubo que ponerle onda y abstinencias. Ayudó un poco la inflación y los precios "locos" y también ayudaron esos artículos conspiranoicos sobre el azúcar, los alimentos procesados y las intolerancias adquiridas.
Estas que siguen serían las pautas, mirá el artículo entrando a cada link:
Planear menues semanales o quincenales.
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