Una vez simplificada tu vida, podrás darte el gusto de enlentecerla. No sé que tan atractivo puede sonar esto, pero luego de tanto esfuerzo por reducir pertenencias, compromisos, relaciones, baruyo mental, vas a querer disfrutar de los momentos.

Queremos compartir nuestras reflexiones acerca de estos conceptos:
mindfulness (atención plena), cuidado personal consciente, estilo de vida lento.
Estos términos y su contenido aparecieron en nuestras vidas luego de nuestro encuentro cercano con el minimalismo, el simplificar y despojarnos de cosas materiales y mentales y de todo el ruido y el alto contraste de la loca vida de consumo.
Mejorar conscientemente la calidad de vida viene enseguida después del desapego material y psicológico.
Una vez simplificada tu vida, podrás darte el gusto de "enlentecerla". No sé que tan atractivo puede sonar esto, pero luego de tanto esfuerzo por reducir pertenencias, compromisos, relaciones, baruyo mental... vas a querer disfrutar de los momentos logrados, creo que el fin siempre fue básicamente ese.
Que es el slow living (estilo de vida lento)?
Entendámonos:
El slow living No se trata sólo de hacer las cosas lentamente ;)
El minimalismo no es una casa vacía con una silla de diseño en medio de la nada, un orden psicótico, dos conjuntos de ropa y una supresión de cosas exagerada y autoimpuesta. Como tampoco es una moda snob de gente de altos recursos aburrida.
El cuidado personal consciente no es sólo hacer yoga, meditación y comprar caros alimentos orgánicos y frutas y vegetales de moda traídos de quien sabe dónde (con quién sabe que costos para el medioambiente).
Estas tres simples cosas vienen a rescatarnos de nuestra carrera vertiginosa global y colectiva, hacia la nada, en un mundo ingrato en el que continuamente nos vemos empujados a llenar vacíos con cosas y actividades de dudosa utilidad, enfermándonos, sumergiéndonos en un estrés sin fin y básicamente arrojando nuestro bienestar a la basura. Pasamos por encima de lo importante, sin encontrarnos jamás con nosotros mismos, por estar pendientes de lo no esencial, que además cambia todo el tiempo de manera frenética.
Todo esto tan saturado pasa pero queda, a través de los años, cargamos con ello, sean objetos, hábitos, el trabajo, el lugar en que estamos, el círculo en que nos movemos.
No hacemos un análisis de qué rayos estamos haciendo, nos da miedo, nos preocupa que pasaría si soltamos todo a lo que nos aferramos, incluso cuando hace mucho que no estamos bien y de fondo sabemos que no estamos avanzando. Que la estamos pasando mal.
Normalizamos la inestabilidad emocional, la ansiedad o tristeza, si pasa a depresión nos medicamos… y seguimos sintiendo que no tenemos el tiempo o la plata para hacer el cambio que necesitamos YA. A veces nos sentimos cool por andar a las corridas entre una actividad y otra, mientras el panic attack nos acecha a la vuelta de la esquina.
¿Podemos ser multitareas? Si. ¿Tiene eso algo malo? No. ¿Todas estas tareas están bien hechas y con intención? mmm. Ejemplo: sos madre o padre (con todo lo que eso implica), trabajas, estudias, te ocupas de tu casa, atendés compromisos sociales y familiares, haces deporte y emprendes algo para que te alcance el dinero y sentirte un poco realizad@.
¿Sostener el rol de pulpo multiorquesta en el tiempo es justo para alguien? ¿..?
No estás al 100 % en ninguna de las cosas, cocinas y comes cualquier cosa, no le das bola a tus hijos, gastas más de lo que ganas, tu relación de pareja es un desastre distante, el gym no te hace efecto, sabes que odias lo que sea que estás estudiando… un mal día el perro, o el gato (que debería representar una fuente de alegría y amor, al igual que tus hijos) se come una papeleta importante o una pantufla, o te tumba una maceta y a vos se te explota la mente y terminas en la guardia, tal vez del psiquiátrico. ...O te agarra un brote cutáneo o problemas digestivos y demás, lo cual también es un gran bajon. Y todo ese esfuerzo se transforma en caos.
El Slow living y/o minimalismo te asisten en encontrar el equilibrio. Remover de tu vida hábitos tontos (o dañinos), objetos y posesiones redundantes, relaciones que no te aportan nada bueno sino todo lo contrario.
Personas que están ahí cerca sólo para tomarte examen o para que te auto compares, y sin darte cuenta terminas haciendo las cosas para estar a la medida de lo que vos crees que vayan a opinar o percibir de vos y tu vida. Uff.
Pensá en la gente que te rodea y con quienes interactuas. Cuantas de ellas te tiran abajo, te drenan mental y energéticamente, te hacen bulling. Pero seguís tratando con ellos y midiéndote con sus parámetros.
Si no te sucede o no lo sentís así buenísimo!, no es cuestión de desconfiar por que sí, pero si
te pasa sabras a que me refiero.
Vivir lento se trata de tomarte un momento para pensar, planificar y usar tu tiempo en ir tras tu felicidad.
Y con felicidad me refiero a grandes cosas pospuestas pero también a pequeñas felicidades que sólo necesitan que les des el tiempo que merecen.
Poder disfrutar de estirar el tiempo haciendo cosas que nos gustan, estar en plena conciencia de el momento presente y la actividad que se está realizando, palparlo y sentirlo, usar todos los sentidos.
Valorar las cosas simples. Suena a publicidad de café pero no es tan fácil.
Resulta que esas cosas simples siempre estuvieron ahí, pero tomadas como obligación en medio de una filosofía estresante de hacer la mayor cantidad de cosas posibles, de mala gana, a las corridas, y hacerlas mal, ansiando pasar a otra cosa…
Cosas que tampoco son la hostia ni disfrutamos realmente, o que son una pobre recompensa a nuestro ser, como echarse a jugar videojuegos o mirar contenido mediocre, intentando descansar nuestros cuerpos tensos, y llenando nuestra mente de saturación repetitiva; o salir a gastarnos nuestras ganancias en cosas, cosas aleatorias y prescindibles que no derraman alegría. Salidas al shopping nefastas, semanas sin absorber sol, palideciéndo y achicando nuestra capacidad pulmonar.
Eso amigos es muy desgastante, y una perdida fatal de tiempo valioso, que transcurre vacío mientras nos vamos oxidando.
Pensemos por ejemplo en cocinar con alegría y detalle, y sentarnos a comer tranquilos de verdad, sin ansias de ir a hacer equis cosa. Jugar de verdad y en modo presente con nuestros niñxs o mascotas. O con nuestra pareja. Salir a caminar. O salir a comprar y quedarse charlando con los comerciantes o vecinos. Recuperemos el chisme barrial pre facebook.
Aplicando estas estrategias felices de vida plena vas a estar encaminándote a lograr aquello otro que deseas, cosas más grandes, no sucederá de la noche a la mañana, pero estarás plen@ y atent@ mientras llegan cosas como finalmente lograr dedicarte y vivir de algo que te gusta hacer, pudiendo manejar tus tiempos y prioridades. Viajar. Mudarte a un lugar lindo y feliz. Vivir de la naturaleza, o de tu arte. Formar tu familia, si aún no lo hiciste.
En fin eso que deseas tanto se acerca, porque el universo capta que estás en la vibración correcta, de agradecimiento y alegría, y consciente de estar viv@, feliz por la vida con lo que tenés, sin darle atención a tonterías... y te empieza a mandar cosas lindas y bien merecidas. Es así de simple.
Simple.
Siempre y cuando pongas tu parte y mantengas tu compostura en esos momentos de revolución existencial e incertidumbre, que te va a hacer dudar y te va a poner a prueba. Inevitable cuando te tienes de frente a ti mismo, preguntándote sobre tu propósito, en lugar de estar evadiéndote con rellenos consumistas.
¡Suerte con tu revolución personal. Coméntanos como va el proceso. Y saludos afectuosos a tu verdadero yo!
Te invitamos a leer nuestra “Guía de pasos concretos para poner en marcha tu viaje de transición hacia tu yo feliz”
No te vayas sin suscribirte a Las cosas + Simples y recibí novedades a tu casilla de email! >>
Comments